Nuestro objetivo

Nadie puede evitar que nos pase algo malo, pero sí podemos aprender la mejor forma de afrontarlo

viernes, 1 de marzo de 2013

¿Por qué las mujeres no entrenan artes marciales o defensa personal?

LOS TEMORES QUE NOS FRENAN

  Cada persona es diferente, pero las razones por la que la mayoría de las mujeres que conozco no se atreven a apuntarse a un deporte de contacto o a alguna disciplina de artes marciales son las que expongo a continuación. Seguro que hay más motivaciones que se me escapan, pero que iré añadiendo según me las vaya encontrando.

Yo tengo miedo a que me peguen

 Yo también.

 En serio. Yo soy una persona muy asustadiza y he pasado mucho tiempo bloqueándome cuando he recibido un golpe (por muy suave que fuera) en la cara. No estamos acostumbradas a pelear y mucho menos a que nos golpeen en la cara y eso no le gusta a nadie, pero a nosotras aún menos. La defensa personal no se aprende en un mes, en un año o en tres, porque no solamente tienes que educar a tu cuerpo, sino que tu mente también tiene que entrenarse a enfrentarse a cosas desconocidas y que además mandan señales de peligro al cerebro. Al principio cuando empiezas a entrenar te da miedo pegar y hacer daño, que te peguen y te hagan daño... y después de mucho tiempo sigues teniendo miedo a pegar y hacer daño, o que te peguen y te hagan daño. La diferencia es que tu cerebro se va desbloqueando poco a poco y cada vez entiende mejor que si te viene un puño a la cara, en vez de bloquearse, lo que tiene que hacer es proteger la cara y buscar una respuesta, eso favorece que cada vez te bloquees menos y puedas ascender en fases a confrontaciones más reales. 
Lo importante no es tener miedo (el miedo es natural), sino acostumbrarse a enfrentarse a ese miedo e ir superándolo poco a poco. Eso es una herramienta básica en la defensa personal y en la vida en general: entrenarte a superar tus límites.

Seguro que me lesiono

 Las posibilidades de que tengas alguna lesión en algún momento existen, pero también existen cuando sales a correr, practicas un deporte de pelota o haces step, por poner algunos ejemplos.

 En casi cualquier entrenamiento o práctica deportiva, dejo a un lado deportes como el ajedrez, existe un riesgo de lesión. Si practicas en serio, poniendo tu cuerpo al límite, es relativamente fácil que un mal apoyo o un movimiento descontrolado de alguna articulación te puedan provocar una lesión. Lo irónico de ésto es que nadie se plantea esas cuestiones cuando va a jugar al Tenis, y sin embargo ya se imaginan en un hospital cuando ven un guante de boxeo. No voy a poner la mano en el fuego por todos los gimnasios, dojos y escuelas que dan clases, pero sí que lo puedo poner en mi experiencia en karate, en el que he practicado en diferentes escuelas y he visto y sentido el respeto por la integridad física de los alumnos. También lo he podido comprobar en deportes de contacto como el Kick boxing donde el instructor nos enseñaba a controlar la fuerza para adaptarnos a los diferentes compañeros y compañeras y trabajar minimizando los riesgos de hacer daño real, o a las clases de defensa personal femenina en las que se vigilan que las técnicas de luxación por ejemplo, solamente se marquen para evitar accidentes.

No es para chicas

Vaya...¿Y eso en qué lugar me deja a mí?

 Yo soy una chica y me gusta serlo. La feminidad ha estado ligada durante mucho tiempo a cuestiones como la capacidad de cocinar, de cuidar, de emocionarse, de ser frágil.... No me voy a meter en discusiones de si la mujer tiene que seguir midiendo o no su feminidad en base a esos roles, pero sí que digo que el hecho de que a las mujeres les gusta que las protejan, no quita que ellas tengan sus propias armas para protegerse a sí mismas en caso de necesidad sin que ello perjudique en modo alguno su condición de fémina. A mí no me ha salido barba por entrenar, la diferencia es que me siento un poco más segura cuando voy sola por la noche andando por la calle. Y no solamente eso, es que me gusta aprender a defenderme, a golpear y a protegerme, y a sentirme más fuerte por dentro y por fuera. Y eso no es contradictorio con que sea una mujer y me pueda pasar una tarde dando vueltas en el centro comercial o llore viendo una película.


 Es demasiado violento

  Hay de todo, pero la violencia la generan más  los sentimientos de competitividad de algunos, que el deporte en sí mismo que practiques.

 Si una persona es violenta, lo es hasta jugando al parchís. Si una persona no es violenta, puedes entrenar lo que quieras con ella porque con lo que disfruta más es con el ejercicio en sí y aprendiendo, y no tiene ninguna necesidad de hacer daño para lograr esos objetivos.
 La enseñanza del autocontrol es la base de cualquier entrenamiento que suponga un contacto físico.
 La violencia es algo contraproducente si quieres aprender a defenderte. La violencia ciega la mente y nos convierte en víctimas de nuestro propio sentimiento.
 Para defenderse lo primero que tienes que aprender es a tener la mente fría y valorar de forma realista la situación, por eso es difícil que una persona violenta aguante mucho en una clase de karate o de defensa personal, porque solamente quiere pegar y no encuentra eso en las clases. El objetivo final de aprender a golpear, es no tener que golpear. Queda muy esotérico pero no encuentro otra forma de expresarlo.

No me gustaría ser demasiado musculosa

 Ya te puedes hartar a hacer golpeo en un saco que nunca vas a estar musculada como un hombre.

 La testosterona es la responsable de la musculatura tan marcada en los hombres que practican deportes de fuerza. Nosotras, a no ser que consigamos niveles altos de testosterona mediante suplementos, no vamos a conseguir unos músculos demasiado desarrollados y además tenemos la "suerte" de que nuestro cuerpo acumula más grasa que el de los hombres, por lo que no se notan tanto los músculos a no ser que bajemos demasiado nuestro porcentaje de grasa corporal. Así que lo que vamos a conseguir es un cuerpo tonificado y fuerte, pero no demasiado musculoso.

Martuqui

No hay comentarios:

Publicar un comentario